¿Sufrías en las clases de lengua?
Sujeto, predicado, pretérito perfecto…¿qué recuerdos, verdad?
Te aviso que si sonríes con el siguiente comienzo de poema, es que estás entrando en una fase de la vida que ya no se considera juventud:
Con diez cañones con banda, viento en popa a toda vela…
Subamos de nuevo al Delorean y regresemos a 2019, eso sí, en el maletero vamos a dejar unos cuantos recursos literarios a los que quizás en su día tuviste el mismo aprecio que a Espronceda o Góngora ?.
¿Por qué son efectivos los recursos literarios?
Unas líneas más abajo entraremos en matería y podrás cotejar ejemplos concretos, pero en esencia estos recursos funcionan en gran medida porque consiguen memorabilidad.
Y eso, amiga, amigo, son palabras mayores.
Qué te voy a contar que ya no sepas; infoxicación por aquí, cada vez menos capacidad de concentración por allá, que si la vida hiperconectada de los jóvenes conlleva la busqueda de la gratificación instantánea, la respuesta rápida y la falta de paciencia.
Y en medio de esa tormenta apareces tú con tu velero bergantín, ese mensaje que quieres que llegue a la audiencia, pero que en ocasiones naufraga en el mar de mentes volatiles del público.
Por eso la memorabilidad acaba siendo un reto, porque exactamente igual que le ocurre al sistema educativo en ocasiones, la simple transmisión del conocimiento teórico ya no es efectiva.
Es decir, vivimos en la era del cómo y no tanto del qué.
Si haces una presentación, tú qué es el contenido, y el cómo es todo lo que lo rodea, el delivery (entrega), que tiene que ver con la forma que eliges para presentar esa información, incluyendo los recursos que utilizas para hacerlo.
Por eso es momento de abrir el maletero del Delorean y ver qué recursos literarios nos hemos traído del pasado que pueden ayudarte a conseguir esa preciada memorabilidad, y algo más de impacto, en tu próxima presentación.
3 figuras literarias para usar en tus presentaciones
A partir de ahora notarás que me pongo solemne y comienzo a citar a la RAE, pero tranquilo el menú en este barco incluye ejemplos de la publicidad y menciones de algún discurso con lo planteado.
Sé lo que estás pensando; ¿figuras literarias, publicidad, discursos?…¡qué empiece la fiesta!
Acrónimo
¿Alguien ha dicho memorabilidad y hablar en público? Arría las velas y quedémonos un rato en el lugar en el que las palabras se multiplican por arte de magia.
El acrónimo es una sigla cuya configuración permite su pronunciación como una palabra; p. ej., ovni: objeto volador no identificado; TIC, tecnologías de la información y la comunicación.
La RAE nos lo ha dejado bastante claro y nos da ejemplos. Un acrónimo es esa palabra cuyas letras o sílabas de inicio forman a su vez otras palabras o frases.
Uno que seguro que te suena:
Si alguna industria ansía memorabilidad, esa es la publicidad, que vive naufragando constantemente en impactos no fructíferos y la necesidad de que una marca se recuerde el día que al consumidor le asalta la voluntad de comprar.
Tanto es así, que los acrónimos no solo se utilizan en campañas puntuales, o con líneas de productos, si no que pasan a formar parte del apasionante mundo del naming, que se encarga de bautizar a las propias marcas.
Por eso sería complicado que entraras en un concesionario para pedir información sobre un Bayerische Motoren Werke, y sonarías más natural preguntando por un BMW, o el día que quieras cambiar de ordenador, no escribirás en Google International Business Machines, si no IBM.
¿Cómo pueden ayudarte los acrónimos al hablar en público?
Imagino que estarás percibiendo las posibilidades. Los acrónimos son especialmente útiles en sesiones de formación, en las que plantees un método para aprender una habilidad. Por eso lees tantas veces; el método X o Y para hacer Z.
Un ejemplo de manual es el método DAFO, que podrías plantear a un cliente si eres un consultor de marketing.
De esta forma, tu cliente recordaría perfectamente que primero debe pensar en sus Debilidades, después las Amenazas, para seguir con las Fortalezas y terminar con las Oportunidades.
A partir de aquí el mar se expande listo para que comiences a crear tus propios acrónimos memorables, y permanezcas en la mente de tu audiencia como una de esas canciones que se te pega un domingo por la mañana y no consigues soltar hasta el martes.
Anáfora (ak.a. Repetición)
El clásico entre los clásicos.
No hay propuesta de estructura en la oratoria que no mencione la repetición como herramienta para transmitir información a una audiencia de forma efectiva, y una vez más, memorable.
En el curso Estructura Básica de un Discurso te explico cómo aplicarlo a tus propias presentaciones.
Esto es lo que opina la RAE respecto a este recurso:
Empleo de palabras o conceptos repetidos deliberadamente con voluntad expresiva.
Y si se intuye como un recurso útil para lograr memorabilidad, es inevitable que la publicidad exprima esa herramienta, hace unos años incluso de formas poco sutiles…
Por cierto, por si te preguntabas si BIC es un acrónimo, allá va su curiosa historia relacionada con la memorabilidad:
En 1953 el ejecutivo de publicidad Pierre Guichenné convenció a Bich para acortar su apellido a Bic y adoptarlo como una marca comercial para el bolígrafo, fácil de recordar y adaptable mundialmente, con lo que se colocó como una de las marcas de moda de la posguerra.
Respecto a cómo usar este recurso al hablar en público, supongo que el dios Hermes de la oratoria me castigaría duramente si no mencionara un discurso cuyo título en sí mismo es la repetición que el ponente utiliza reiteradamente como recurso.
Repite conmigo…I have a dream.
Aliteración
La cosa se pone más sutil y entramos quizás en aguas menos exploradas.
Abramos pues nuestro mapa publicado por la RAE para encontrar de nuevo el norte:
La aliteración es la repetición de sonidos en un verso o un enunciado con fines expresivos, como en un no sé qué que quedabalbuciendo.
Creo que el día que decidieron los ejemplos para esta palabra no tenían la mejor mañana en la RAE, con lo que veamos si podemos aclarar algo más el concepto.
En esencia la aliteración se basa en la repetición de sonidos en una frase, donde el hecho de que las palabras estén cercanas unas a otras multiplican el efecto.
De ahí que clásicos como “mi mama me mima” hayan perdurado en la memoria durante años, o si piensas en un poema de Machado, es fácil que recuerdes “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Y de ahí que la publicidad o el marketing levante la mano para pedir permiso y usar las aliteraciones, también en formatos actuales como las páginas web.
Juguemos a encontrar la aliteración…
Espero no romper el espacio tiempo, pero el siguiente ejemplo es la página de inicio de la web en la que ahora mismo estás:
Creo que voy a dejarte pensando cómo podrías integrar este recurso, y los otros dos, la próxima vez que tengas que preparar un discurso.
Antes, eso sí, recuerda la regla que rompe los moldes, en tus discursos usa la AAA (o la triple A, como las pilas):
- Acrónimo
- Anáfora
- Aliteración
¿Te has quedado con ganas de más?
No te cortes, busca algún otro recurso y añádelo a los comentarios de este artículo, sería muy bonito…