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85. 7 hábitos diarios que catapultarán tu capacidad de hablar en público

hábitos hablar en público 7

Piénsalo por un momento:

¿Cuántas veces crees que te has cepillado los dientes en los últimos 5 años?

Si eres como la media, serán unas 5500 veces…no está nada mal, se puede decir que tienes este hábito más que establecido, y aunque no lo hayas visto nunca así, eres todo un experto en el arte del cepillado dental.

Pero hubo un día en el que no sabías cepillarte los dientes, aunque ahora no recuerdes tiempos tan lejanos.

En resumen, has aprendido una habilidad que ahora dominas con maestría.

Creo que comunicar también es una habilidad. Esto suena obvio, pero me interesa que tú también lo veas de la misma forma.

La RAE define habilidad de diferentes formas, por ejemplo:

Cada una de las cosas que una persona ejecuta con gracia y destreza.

Hacer algo con gracia o destreza, así de simple.

Y ahora definamos hábito:

Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.

Hackeando ligeramente las dos definiciones y en relación al tema que a ti y a mi nos interesa, damos con la siguiente reflexión:

Resulta que si repites ciertos actos relacionados con la comunicación de modo especial, llegarás a ejecutar con gracia y destreza cualquier situación comunicativa que afrontes, por ejemplo hablar en público.

Mejorar poco a poco cada día

Dicen que sobrevaloramos lo que podemos conseguir en el largo plazo y subestimamos el valor de las acciones pequeñas en el corto.

Pero no te engañes, esos pequeños hábitos quizás no sean fáciles de implementar.

Si repites de forma recurrente alguno de los hábitos que estoy a punto de proponerte, quizás tú también te sientas incómodo al principio, pero llegará un día en que los hayas interiorizado de forma natural, y así será como te habrás convertido en mejor comunicador.

Al lio…

1. Ve una charla TED cada día

Al aprender una habilidad a todos nos resulta útil tener referentes, y en este caso qué mejor que nutrirte del ejemplo de algunos de los mejores comunicadores.

Las charlas TED han proliferado tanto que ahora mismo las tienes sobre temas de lo más concretos, por lo que seguro que encuentras charlas en las que además de interesarte por cómo lo hace la persona que presenta, aprenderás sobre un tema que te genere curiosidad.

Pero claro, lo interesante aquí es que desarrolles tu ojo clínico y te fijes en lo que hace esa o ese ponente respecto a su habilidad para hablar en público, que es lo que nos interesa

Así que mi propuesta es la siguiente:

Que veas una charla TED cada día, y que anotes en un papel algo muy simple:

  1. Qué es lo que más me ha gustado de la charla.
  2. Qué creo que podría hacerse de otra manera.

Esto es la versión más básica de la evaluación de un discurso, y te servirá para activar ese “modo evaluación” del que te aseguro que sacarás mucho aprendizaje.

Quizás aprendas una apertura creativa que puedas probar en tu siguiente discurso, un diseño de diapositivas que puedas tomar como referencia o incluso escuches alguna historia que luego puedas contar tú.

En fin hay tienes el reto, busca tu momento del día y construye el hábito de ver una charla TED.

2. Condensa 1 pieza de información en una sola idea

Te he hablado en muchos episodios de la importancia de condensar todo el contenido de tu discurso en una sola idea, que puedes llamar tesis o replicando el lenguaje que usan mucho en TED, puedes llamarlo tu idea.

Es esa frase de no más de 10 o 20 palabras que responde a la pregunta:

¿De qué iba esta charla?

Si eres preciso en la creación de esa idea y la utilizas de forma estratégica en cada discurso que hagas, esa idea será la que tu audiencia se lleve, casi a modo de regalo.

Pero claro, ya sabes lo que dice la célebre frase atribuida a Blaise Pascal y otras 200 personas dependiendo la referencia, incluidos, como siempre Einstein y Gandhi.

Perdona por escribirte una carta tan larga, pero es que no he tenido tiempo de escribirte una más corta.

Condensar no es fácil. Separar el grano de la paja tiene su arte, porque siempre queremos mantener la información más relevante de un mensaje.

El problema es que la capacidad de atención de tu audiencia es poca, cada vez menor añadiría.

De ahí que en ocasiones sea necesario decirle directamente y de forma breve qué es aquello de lo que le estás hablando.

Así que mi propuesta aquí es que cada día resumas una pieza de información más o menos densa en 1 idea de no más de 10-20 palabras.

Puede ser un libro, un episodio de una serie, un podcast o por supuesto una charla.

Así que de forma natural si cada día ves una charla TED, como te he propuesto en el punto anterior, en la misma hojita en la que apuntas aquello que te ha gustado y lo que podría hacerse de forma diferente, podrías apuntar también la idea que resume toda esa charla, y así cerramos el círculo.

Por ejemplo, ¿cómo podría resumirse el famoso discurso de Marthin Luther King en una idea?

Un día las personas negras y las blancas tendrán los mismos derechos.

3. Practica la respiración diafragmática cada día

La base de todos los ejercicios de voz es trabajar el músculo que la proyecta, el diafragma.

Como buen músculo, el diafragma debe entrenarse para tenerlo a punto cuando se le requiere, de ahí que sea especialmente beneficioso trabajarlo a diario.

Los beneficios de tener un diafragma trabajado son muchos:

  • Te ayudará a mejorar tu voz al hablar, por ejemplo, podrás proyectarla más.
  • Se te dañará menos
  • Si eres de los que le tiembla la voz al ponerte nervioso te ayudará a que esos temblores disminuyan.

Pero además, si quieres hacer ejercicios de respiración antes de una charla importante, la respiración más básica que puedes usar es la diafragmática.

Así que ya lo sabes, incluye en tu rutina diaria unas respiraciones de este tipo si quieres disfrutar de esos beneficios.

Por ejemplo, yo las hago cada mañana en una pequeña rutina que tengo según me levanto, que incluye además algún estiramiento y un poco de meditación.

Pero tú puedes hacerlo cuando quieras, por ejemplo, si lo haces antes de dormir te ayudará también a relajarte.

Una simple búsqueda en internet de respiración diafragmática te dará miles de resultados.

Pero si quieres trabajar tu voz a fondo puedes hacer 👉 el curso Uso y cuidado de la voz para hablar en público.

4. Lee en voz alta cada día

Ya que estamos hablando de la voz, vamos con otro hábito clave para mantenerla a tono y por el camino desarrollar otras habilidades.

Leer en voz alta es un recurso clave para actrices, poetas, dobladores de películas o locutores de radio.

Así que, si ellas y ellos lo hacen habitualmente, ¿algún beneficio tendrá, verdad?

Pues sí, entre otros:

  • Mejora tu capacidad lectora y vocabulario.
  • Desarrollas fluidez para cuando tengas que leer en público.
  • Te permite probar tonos, enfatizaciones o velocidades diferentes.

En general, lo resumiría diciendo que te ayuda a conectar dos mundos, el escrito y el hablado.

Así que ya lo sabes, puedes empezar por leer media página al día en alto, y sobre todo hacerlo divertido.

Prueba a cambiar tu tono, volumen o incluso pensando en estados de ánimo desde los que transmitir, por ejemplo, leyendo primero serio, después triste y cambiando a alegre.

5. Practica un ejercicio para reducir muletillas cada día

Cuando hago formación presencial el tema de las muletillas siempre surge como uno de los vicios que más afea, por ejemplo un discurso.

Eh, ah, bueno, pues…

A veces es toda una declaración de intenciones, y las personas empiezan un discurso con 2-3 muletillas, por defecto.

Corregir estas muletillas al comenzar un discurso no es complicado, y precisamente de eso va este hábito.

El trabajo que tienes que hacer es el de ser consciente y suprimir una muletilla por una pausa, por eso, el entrenamiento puedes hacerlo no solo cuando te toque hablar en público, sino literalmente en cualquier interacción del día a día.

Por ejemplo, yo practico este hábito cuando hago una llamada por teléfono.

Un día empecé a fijarme, y me dí cuenta de que al llamar a algún sitio siempre metía alguna muletilla al empezar a hablar:

Llamaba a un restaurante y la conversación comenzaba así:

  • Restaurante Manolita, buenas noches.
  • Eh, siiii, mira, buenas noches, quería saber si hay sitio para reservar una mesa el jueves a las 10…

Eh, si, mira, 3 muletillas, ni más ni menos, que no aportan nada, por supuesto.

Así que ahora voy haciendo retos. Cuando tengo que llamar a un sitio antes de hacerlo me recuerdo a mi mismo:

No voy a decir ni una muletilla, la primera palabra que saldrá de mi boca será relevante.

Así que llamo al ayuntamiento para preguntar sobre el impuesto de circulación y…

  • Ayuntamiento, buenos días en que puedo ayudarle.
  • Buenos días, quiero hacer una pregunta sobre el impuesto de circulación…

Imagina ahora en todas las interacciones con desconocidos que tienes a lo largo de un día para practicar.

Empieza por ser consciente de cuáles son las primeras palabras que usas al comunicarte con extraños, por ejemplo, al hacer una llamada.

Deduzco que te sorprenderás al darte cuenta de la cantidad de muletillas que usas.

Y después, puedes empezar con estos retos, que incluso te parecerán divertidos una vez tengas el hábito.

6. Práctica el storytelling cada día

No te voy a hablar de los beneficios de saber contar historias porque ya los conoces.

Lo interesante aquí es que si desarrollas la habilidad de contarlas, no solo mejorará tu habilidad de hablar en público, creando discursos más entretenidos y memorables, sino que en tu día a día este superpoder tendrá su recompensa también.

Personalmente, tengo el hábito de escribir unas líneas según me levanto cada día. Nada interesante o sesudo, y me lleva 2-3 minutos, pero generalmente es ficción.

A veces pienso en definir un espacio o un personaje, y otras escribo lo que podrían ser las primeras líneas de un relato.

Así que te propongo que repliques este hábito o cualquier otro que te ayude a crear historias, y te recomiendo que en la medida de lo posible sean ficticias.

Por alguna razón a medida que vamos haciéndonos adultos vamos censurando nuestra habilidad natural de crear desde la ficción, y estoy convencido de que esto tiene un precio, que en el peor de los casos supone coartar tu creatividad y capacidad de divertirte.

Es un precio muy caro, creo.

Como te digo, adapta el hábito y crea historias:

  • Puedes escribir unas líneas cada día.
  • Puedes grabar un audio contando una historia que recuerdes.
  • O decirle a tu pareja, hijos o a tu loro, que cada día os contaréis una historia a la hora de cenar.

7. Formarte en oratoria cada día

Como toda habilidad, la de hablar en público tiene su teoría y fundamentos, y si quieres comprometerte con el aprendizaje de esta habilidad, creo que tienes que comprometerte con aprender esos fundamentos.

Porque para bien o para mal (yo diría que para bien, por supuesto) las materias que bailan alrededor de la capacidad de comunicar delante de otras personas son infinitas.

Solo en este artículo hemos hablado de storytelling, uso de la voz o capacidad de condensar ideas, pero claro, si abrimos el abanico aparecen materias como la comunicación no verbal, el diseño de diapositivas, la estructura de discursos o la visualización de datos.

Así que, mi mejor consejo es que integres el hábito de aprender algo sobre oratoria cada día.

Póntelo fácil, por supuesto.

Puede ser escuchar un episodio de un podcast cada día, leer X páginas de un libro sobre una materia relacionada con comunicación, o por qué no, ver cada día una lección de un curso de Presento.

Porque quizás tú prefieras formarte de manera más interactiva y amena, a través de vídeos y una propuesta pedagógica más coordinada, que alguien haya organizado en una plataforma a la que puedas acceder en medio minuto.

Darte de alta en Presento puedo suponer ese paso que te acerque al compromiso de aprender a hablar mejor en público.

Quizás sea el catalizador para que integres en tu día a día los hábitos que necesitas para comunicar mejor.

Empiezas por ver una lección de un curso de Presento al día y después le sumas ver una charla TED tomando tus notitas, y un día te descubres escribiendo una historia cada día en tu libreta que has titulado storytelling.

Y si haces eso poco a poco irás mejorando tu presentaciones, no solo dejarás atrás la frustración de saber que puedes hacerlo mejor después de cada presentación, sino que descubrirás la magia de disfrutar al comunicar de forma efectiva delante de otras personas.

Y digo magia, pero la verdad es que los beneficios son bastante prácticos:

Saber hablar en público puede ayudarte a

  • Conseguir un mejor puesto de trabajo.
  • Transmitir la propuesta de valor de tu empresa.
  • O incluso vender más.

No es ninguna broma, y lo cierto es que todo hábito comienza por una decisión consciente.

Si quieres dar el paso, te estoy esperando al otro lado de Presento.

Recursos mencionados

Curso uso y cuidado de la voz para hablar en público


presento.es, plataforma hablar en público

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