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81. Qué hacer si te quedas en blanco en una presentación

quedarte en blanco en una presentación

A un director de Hollywood, ducho en entrevistas y eventos, seguro que de primeras lo catalogarías como buen un comunicador.

Al fin y al cabo, su trabajo es comunicar, ¿verdad?

Pero amigo, hablar en público a veces se le puede atragantar incluso a un supuesto primera clase.

En 2014 Michael Bay participó en un evento internacional de una famosa marca tecnológica, y tenía que promocionar una flamante tele gigante y curvada.

El formato suponía salir a un escenario delante de cientos de personas y ser entrevistado por un presentador con la mega tele de fondo.

Esto es lo que pasó cuando le tocó hablar:

Glups.

¿Podía haber hecho algo Michael Bay para evitar quedarse en blanco?

Yo creo que sí.

Y quizás el primer consejo que se le podría dar antes de salir al escenario sería:

Relájate Michael, tu vida no está en peligro cuando hablas en público.

¿Que obvio, manido y aparentemente inutil suena este consejo, verdad?

Sin embargo, además de ser cierto, nos va a servir para entender porque las palabras y las ideas huyen de nuestra mente y boca cuando nos quedamos en blanco al hablar en público.

¿Por qué nos quedamos en blanco en una presentación?

La vida cuando nuestros antepasados vivían en cuevas era bastante más amenazante que hoy en día.

Se puede decir que el homo sapiens es el macarra del planeta en este momento, y con nuestras modernas herramientas y enorme inteligencia creemos haber dominado al resto de animales.

Pero hubo un tiempo en el que todo eran peligros.

Muchos animales podían atacarnos, incluso andábamos a palos con los de nuestra propia especie, luchando por terreno o comida, por ejemplo.

En aquel contexto, y por la vía de la evolución, tenía mucho sentido generar un mecanismo que nos permitiera activar nuestro cuerpo rápidamente para enfrentarnos a cualquier amenaza.

Y así, humanos, pero también otros animales, desarrollamos la respuesta de estrés agudo, también llamada respuesta de lucha huida.

Técnicamente Walter Cannon, la describió por primera vez en 1920 de la siguiente forma:

Una cadena de reacciones rápidas dentro del cuerpo, que ayudan a movilizar los recursos del organismo para hacer frente a circunstancias amenazantes.

En resumen, que ante una amenaza real o percibida, liberamos hormonas que hacen que aumente la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria.

Así, estamos preparados para enfrentarnos a la amenaza, o como nuestro amigo Michael Bay, salir por patas tan rápido como podamos.

Y claro, creo que ya has deducido el problema, he dicho amenaza real o percibida, y resulta que por alguna extraña razón, cuando tenemos que hablar en público hay personas que perciben esa situación como una amenaza real a su integridad, y activan ese mecanismo de lucha huida.

Entonces aparecen los temidos síntomas:

  • Sudores
  • Palpitaciones
  • Aumento de la frecuencia respiratoria

Todo lo anterior nos devuelve al primer consejo que podría darse a cualquier persona que tenga miedo a hablar en público, que en la mayoría de ocasiones lleva asociado el miedo a quedarse en blanco.

Ser consciente de que por más intimidante que parezca…

Hablar en público no es peligroso

Tu vida no corre peligro ocurra lo que ocurra cuando hagas una charla, incluso si haces una presentación horrible o te quedas en blanco.

He visto decenas de presentaciones horribles y nunca a nadie le han despedido por ello o se lo han llevado al hospital por lo mal que lo pasó.

Recuerda, a pesar de aquella fatídica experiencia, Michael Bay sigue haciendo películas.

Este me parece un buen estado mental desde el que prepararse para afrontar el miedo a quedarte en blanco en una presentación.

Y desde ahí podemos sumar buenas prácticas e incluso algún truco.

Vamos a por ellos.

Hay dos contextos en los que puedes trabajar para evitar quedarte en blanco al hacer una presentación.

Uno es el trabajo previo a la hora de preparar tu intervención, que por lo tanto es más proactivo.

El otro es reactivo, es prepararte para el eventual momento de quedarte en blanco, y por lo tanto prever qué harías si eso sucediera.

En cierto modo ambos trabajos se cruzan, pero creo que los consejos se entienden mejor si se reparten en esos dos contextos.

Empecemos por hablar de aquello que puedes hacer antes de tu discurso.

Consejos para antes de tu discurso

Lo siento pero los dos primeros consejos te sonarán obvios, y sin embargo debo mencionarlos porque son los más efectivos.

No les dedicaré demasiado tiempo, pero repito, espero que te quede claro que creo que son los más efectivos.

1. Prepara y ensaya bien tus discursos

Me parece algo ridículo fanfarronear de no haberse preparado una charla antes de darla.

Los resultados cuando no se prepara una presentación se notan, y casi siempre para mal.

Si además te genera algún tipo de angustia la idea de poderte quedar en blanco, no preparar una charla es directamente una temeridad.

En serio, no lo hagas, échale horas y asegúrate de que llevas bien preparado el material. Ganarás seguridad y tranquilidad, y las probabilidades de quedarte en blanco se reducirán drásticamente.

2. Estructura bien tus discursos

El caos o las ideas inconexas son tus enemigos si buscas no quedarte en blanco.

Dale a tu charla una estructura sólida y sencilla, en la que existan una serie de puntos principales bien definidos.

Esto te ayudará a recordar de forma natural el contenido, y sobre todo será una red de seguridad si la memoria te falla.

Allá van 2 recursos si quieres profundizar sobre cómo estructurar un discurso:

🎙️ Episodio Podcast: Estructurar un discurso para facilitar su aprendizaje e impacto
🖥️ Curso estructura de un discurso

3. Si la charla es corta usa anclajes visuales

Cuando haces una charla de menos de 20 minutos y la preparas y ensayas bien, es posible que acabes aprendiéndotela de memoria, lo cual tiene sus ventajas e inconvenientes.

Por lo que nos corresponde, si olvidas cierta palabra o frase, corres el riesgo de no ser capaz de recordar las palabras exactas que venían a continuación y perderte completamente.

En mi experiencia con este tipo de discursos, tienden a atrancarse ciertas partes concretas de forma recurrente.

Cuando ese sea el caso, identifica qué partes te olvidas habitualmente y márcalas como puntos negros.

Después haz un anclaje visual en esas partes para recordar mejor los conceptos de los que quieres hablar en ese punto.

Por ejemplo, imagina que en mi discurso digo lo siguiente:

Es muy importante modificar el procedimiento de contratación en la empresa para ser más eficientes en el futuro.

Ahí tengo dos ideas:

  1. Modificar el procedimiento de contratación.
  2. Ser más eficientes.

El proceso de crear un anclaje es personal, pero en mi caso, podría crear una imagen de una persona que se entra por primera vez por la puerta de la empresa, que representaría una nueva incorporación, y que en una mano lleva dos engranajes enormes, que representarían la eficiencia.

Cuando ensayara y llegara a ese punto del discurso, podría evocar esa imagen y a partir de ella seguir hablando.

De esta forma habría creado un anclaje que me ayudaría a no quedarme en blanco en ese punto crítico, lo cual podría replicar en tantos puntos como quisiera.

4. Entrena el momento crítico

Se trata de tener preparado algún recurso que podrías usar en caso de quedarte en blanco.

Más adelante te hablaré de otros trucos que van en esta línea y te ayudan en el momento crítico concretamente, pero en este punto, la idea sería afilar el hacha y ser precavido preparando contenido que solo usarás en caso de que pierdas el hilo.

Y el recursos estrella aquí sería: preparar una historia.

Piensa en una historia relacionada con el tema del que hables y que no te cueste recordar y contar, y después, al ensayar, simula un momento en el que aleatoriamente paras y cuentas esa historia.

Si se da el caso de tener que usar esa historia en tu charla, mientras la cuentas podrás ir pensando en el punto desde el que retomar tu discurso.

Y a lo anterior le podrás fusionar algunos de los siguientes consejos, con los que abrimos la sección de lo que puedes hacer en el momento justo de quedarte en blanco.

Consejos si ya te has quedado en blanco

Si estás en pleno ojo del huracán, es decir, si te encuentras en un escenario con el hilo de la charla más perdido que el carro de Manolo Escobar, solo tienes un objetivo:

Ganar tiempo.

¿Para qué?

Para retomar el discurso desde un punto que te permita seguir con coherencia con el contenido de la presentación.

1. Para

Por eso, el consejo número 1 es que pares.

No digas cualquier cosa, porque corres un grave peligro, que es el de empezar a hablar en una parte mucho más avanzada o incoherente de tu charla.

2. No verbalices lo ocurrido

Uy, perdón, me he quedado en blanco.

Lo anterior no aporta nada a tu audiencia, que, de hecho, empezará a sentirse incómoda, y tú echarás leña a la hoguera y tu ansiedad se disparará.

Recuerda el mantra que aplica al hablar en público:

Tu audiencia no sabe lo que no le dices.

Si no es recomendable lo anterior, ¿qué lo es?

Un truco rápido y que puede ser efectivo es…

3. Bebe agua

Te acercas a tu botella con tranquilidad y ganas todo el tiempo que puedas para ir pensando lo que venía a continuación.

¿Qué aún así no lo recuerdas?

4. Interactúa con la audiencia

Siempre que el formato lo permita, interactuar con la audiencia es un recurso perfecto para ganar tiempo.

De esta forma, trasladarás la responsabilidad de hablar de ti, a la audiencia.

Y tienes varias formas de hacerlo.

Una puede ser una pregunta abierta, pero otra puede ser una propuesta de recapitulación de lo dicho hasta el momento.

A ver, alguien que se anime a decir los 3 puntos más importantes de lo que he dicho hasta ahora.

Y por último, puedes proponer una actividad que requiera que el público trabaje unos minutos, durante los cuales tú reorganizarás tus ideas y contenido, para seguir de forma coherente cuando termine esa actividad.

Esta última propuesta incide en la idea de tener material preparado por si ocurre lo peor, igual que te decía cuando te he sugerido que tengas en la recámara una historia.

Todo dependerá del formato de la charla y del tiempo que tengas.

Hablando de resumir, veamos todo lo aprendido hasta este punto:

  1. Recuerda que hablar en público no es peligroso
  2. Prepara y ensaya bien tu discurso
  3. Define una estructura clara
  4. Usa anclajes visuales
  5. Ten una historia preparada
  6. Si te quedas en blanco: para
  7. No digas que te has quedado en blanco
  8. Bebe agua
  9. Pregunta a la audiencia
  10. Propón una dinámica

Y ahora te toca contarme tus trucos, recursos o experiencias respecto a quedarse en blanco al hablar en público.


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