Es un sábado por la mañana de 1993
Me he levantado pronto para ver los dibujos animados de Spiderman, porque en 1993 nadie tiene internet, mucho menos televisión a la carta, y por lo tanto debes estar a la hora que se emite tu serie preferida esperando delante de la televisión.
Estoy absorto viendo a Peter Parker descubrir sus nuevos poderes y lidiar con su platónico amor con Mary Jane.
De repente, mi madre se interpone en la línea de visión entre la tele y mi focalizada mirada, y cuando no soy capaz de seguir viendo las imágenes, escucho que me dice:
Te acabo de decir 5 veces que te levantes a hacer la cama.
A lo que yo respondo:
No te había escuchado.
No miento, y es que según un estudio, las tareas visuales demandantes conducen a la reducción momentánea del procesamiento sensorial de los estímulos auditivos.
Vamos, que cuando ves la tele o lees, no escuchas nada más.
Por el momento, sigue leyendo y descubrirás por qué es tan importante que sepas lo vital que es este fenómeno para el éxito o fracaso de tus presentaciones, cuando decidas mostrar una proyección en ellas.
Si en lugar de 1993 fuera 2015 y el estudio mencionado ya estuviera publicado, en lugar de decirle a mi madre que no la había escuchado, le aclararía que estaba sufriendo un episodio de…
Sordera Involuntaria
En efecto, este es el nombre técnico para esos momentos en los que tu cerebro está expuesto a una alta carga visual, y repentinamente le exiges escuchar a alguien o algo.
Sencillamente, el pobre cerebro, no puede hacerlo.
Pero esto lo conoces bien, tan solo recuerda ese día en el que estabas leyendo algo en el móvil y una amiga te hablaba a la vez.
Repentinamente, levantaste la mirada y te diste cuenta de que no habías escuchado ni una palabra de las últimas 200 que te había dicho.
La razón por la que la multitarea en esos casos es una quimera, parece ser el hecho de que la vista y el oído son dos sentidos que comparten acceso a una misma parte del cerebro, cuya misión es integrar toda información entrante.
Por eso, si estamos leyendo y queremos escuchar, el cerebro necesita saltar de una actividad a otra, y no puede realizarlas simultáneamente.
¿Fascinante, verdad?
A estas alturas ya intuyes a donde quiero llegar, y a dónde nos llevan Spiderman y la sordera involuntaria, y porque todo esto es tan importante si haces una presentación y decides proyectar al mismo tiempo.
Si la audiencia lee tu proyección no te escucha a ti
Se calcula que de media las diapositivas en Powerpoint contienen unas 40 palabras, y te adelanto que salvo para casos excepcionales esa cantidad de palabras es demasiado alta.
Incluso la cosa puede ser peor, y quizás esto te suene…
Hay una buena pila de razones por las que una proyección recargada deja vacías las palabras “apoyo visual”, que es como deberías entender aquello que proyectes:
- Dificultan que conectes con la audiencia porque merman el contacto visual
- Pierdes la posibilidad de impactar con imágenes
- Proyectan una versión poco profesional de ti como ponente
Pero sobre todo, ahora lo sabes, generan sordera involuntaria en tu audiencia.
Por eso, cada vez que a partir de ahora crees una proyección, deberías visualizar cuál será la reacción que genere en el público.
En el caso de diapositivas con demasiado texto, esa reacción será la de leer, y cuando lean no te escucharán, con lo que tus maravillosas palabras se pulverizarán en el espacio.
Para que eso no ocurra, puedes empezar por hacerte, ahora mismo, las siguientes preguntas:
¿Qué cantidad media de palabras estoy incluyendo en mis proyecciones?
¿Ha podido esa cantidad de texto producir sordera involuntaria en mi audiencia?
¿Qué parte de mi mensaje se ha podido perder cuando haya ocurrido lo anterior?
¿Cómo puedo solucionarlo?
Y ahora que has reflexionado me encataría que respondieras a lo siguiente en los comentarios ?:
¿Cuál es la solución que se te ocurre para evitar la sordera involuntaria?